El combustible del futuro: la paja de trigo

Había aceites vegetales o incluso caña de azúcar… Ahora, la paja de trigo es parte de la interminable lista de biocombustibles que pueden eclipsar a los muchos derivados del petróleo. ¿Se convertirá la paja de trigo en el combustible del futuro? Los científicos (químicos y biólogos) presentes en el continente europeo están haciendo todo lo posible para que esto sea cierto.

Una cosa es segura: las balas de paja se utilizan cada vez más para producir nuevos biocombustibles. El Centro Nacional de Energías Renovables, centro de investigación que contribuye al proyecto europeo Butanext (próxima generación de biobutanol) tiene como objetivo validar un proceso más sostenible de obtención de combustible a través de materias primas como la paja de trigo, con el apoyo de varios laboratorios en los siguientes países: Bélgica, Holanda y Reino Unido. Su propósito: transformar la biomasa en biobutanol, que es un combustible de futuro para nuestros vehículos.

Por tanto, este biocombustible de segunda generación pretende ser una alternativa real al petróleo. Además de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el biobutanol también es un verdadero sustituto de los llamados biocombustibles de primera generación (tanto el etanol como el biodiésel), que se diseñan utilizando recursos alimenticios.

Biobutanol, ¡mejor para el medio ambiente y su bolsillo!

Diseñado con materias primas vegetales no alimentarias, incluyendo lo que aquí nos interesa (paja de trigo), el biobutanol tiene la mayor fortaleza de respetar la naturaleza. También quiere ser económicamente accesible para los conductores. Antes de estar presente en las gasolineras (se necesitan al menos unos años para que sea así), los expertos prevén reducir los costes de producción para que este biocombustible de segunda generación ofrezca una mejor competitividad frente a los combustibles fósiles.

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Actualmente, los científicos del Centro Nacional de Energía Renovable están optimizando su sistema de diseño, resultado de cientos y cientos de pruebas. Una vez triturada y calentada la paja de trigo, esta última se integra en un medio ácido. Luego se agregan bacterias, que al ingerir moléculas presentes en el sustrato, crean el famoso butanol. Estos aliados invisibles a simple vista han sido cambiados por el laboratorio inglés Green Biologics para cumplir con esta función.

El combustible del futuro: la paja de trigo

Global Bioenergies, la PYME, que ahora cotiza en bolsa, experta en lo que se llama química verde, afirmó haber tenido éxito en el diseño de isobuteno utilizando paja de trigo. Este elemento está particularmente presente en la fabricación de combustibles y plásticos.

Centrarse en el isobuteno

El grupo Global Bioenergies es una empresa francesa que diseña hidrocarburos ligeros mediante técnicas biológicas, con productos del sector agrícola. Es una de las únicas empresas internacionales y la única del continente europeo que ha diseñado un sistema de transformación de recursos renovables en hidrocarburos.

Primero, la empresa se centró en el diseño biológico de isobuteno. Es uno de los elementos esenciales de la petroquímica. Su especificidad y sobre todo su ventaja es que se puede cambiar a cualquier cosa que siga: gasolina, queroseno, componentes cosméticos, plásticos o incluso elastómeros (generalmente designa todos los cauchos).

Paja de trigo: una alternativa real al aceite

Hasta ahora, ha sido posible diseñar isobuteno (usando condiciones de fabricación convencionales) con azúcar de remolacha. Luego, los fabricantes buscaron reproducir el método de fermentación utilizando bacterias genéticamente modificadas con otros tipos de recursos vegetales, obviamente entre ellos la famosa paja de trigo. El objetivo es siempre el mismo con este tipo de técnicas y tecnologías: prepararse para la era post-petrolera. El diseño de este tipo de combustibles denominados “drop-in” permitiría lograr la continuidad en las cadenas de suministro una vez que la industria petrolera se haya agotado.

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Además de eso, estas alternativas al oro negro son ventajosas porque no hay necesidad de construir infraestructura adicional para almacenamiento, transporte o incluso distribución. Si nos acostumbráramos al grupo Global Bioenergies, las fortalezas fiscales mezcladas con los biocombustibles en el continente europeo y en EE. UU. Darían la posibilidad de obtener rentabilidad, para varias fábricas, a partir de un precio del petróleo de cincuenta dólares el barril.

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