¿Cómo influirá la tecnología en la forma en que las personas viajan y qué tan bien se adaptará la ciudad a estos cambios? El transporte urbano del futuro debe responder a dos grandes problemas: reducir la contaminación en las zonas urbanizadas y optimizar el tráfico.
Los vehículos autónomos, las carreteras futuristas (inteligentes) y los coches voladores son la mayor parte del tiempo en las noticias de los distintos medios. Sin embargo, estas tecnologías están lejos de generalizarse en los viajes. Sin embargo, la ciudad del mañana tendrá que acoger con satisfacción estas nuevas soluciones de viaje. Aquí está el futuro del transporte urbano.
La ciudad del futuro: ¿siempre habrá coches?
En la capital francesa, más de la mitad de la red de carreteras acoge los denominados vehículos motorizados, mientras que apenas suponen alrededor del 13% de las opciones de transporte urbano de París. El uso del automóvil disminuirá a lo largo de los años para responder a los problemas de reducción de la contaminación y la congestión de las zonas urbanas.
Cada vez más ciudades están implementando amplias políticas de restricción. Esto puede ir desde peajes urbanos hasta el establecimiento de 30 zonas, incluida la prohibición del tráfico en zonas específicas o en momentos determinados. En unos veinte años, habrá la mitad de coches en las zonas urbanas. Esto permitirá dar respuesta a la preocupación por las entregas en la ciudad, que sin embargo engloba alrededor del 40% de la contaminación urbana. Será necesario buscar alternativas más ecológicas que los camiones pequeños para hacer el «último kilómetro». Una cosa es segura: en los próximos años, el número de coches en las principales ciudades francesas disminuirá.
Promoción del transporte público y la movilidad blanda
El transporte público se convertirá en un auténtico imprescindible en los lugares densos. De hecho, ofrecerán una eficiencia medioambiental incomparable si tenemos en cuenta la proporción de personas transportadas por kilómetro. Al mismo tiempo, la popularización del teletrabajo también ofrecerá la posibilidad de reducir el tráfico así como la congestión en las horas punta, lo que permitirá que el transporte sea más fluido. También dará la posibilidad de traer más personas.
El uso de la bicicleta seguirá aumentando. En la capital danesa, Copenhague, casi el 49% de los viajes se realizan en bicicleta. En Francia, este medio de transporte cubre solo el 4% de los viajes. Sin embargo, esta cifra sube del 12 al 15% en determinadas aglomeraciones. Si se realizan las inversiones necesarias, esta cifra se puede triplicar. Por último, es necesario que el transporte se conciba como una red multimodal con, en particular, la presencia de aparcamientos de relevo en las afueras de la aglomeración donde pones tu vehículo para poder coger una bicicleta o transporte público (un autobús por ejemplo ).).
Transporte urbano: una ciudad para repensar
¿Será necesario repensar por completo la ciudad para que acoja estas nuevas soluciones de transporte o pueden trabajar con lo que hay actualmente? Es cierto que deben realizarse importantes obras viales, por ejemplo para el desarrollo de nuevas ciclovías y la reducción del espacio de la carretera. También podemos pensar que con la disminución del número de coches será necesario menos aparcamiento, lo que inevitablemente ofrecerá una ganancia neta de espacio.
Para repensar la ciudad del mañana a partir de los viajes de futuro, es necesario proponer una electrificación sustancial así como la automatización del transporte (por ejemplo, autobuses o bicicletas equipadas con asistencia eléctrica). Otro ejemplo interesante: un metro autónomo significa poco gasto energético y mejor capacidad de transporte.
En segundo lugar, la ciudad inteligente puede ofrecer soluciones para optimizar el transporte suave. Por ejemplo, hay sensores para detectar cuando se acerca un ciclista o un peatón para que la luz se ponga roja automáticamente. Este tipo de herramienta también ofrece la posibilidad de controlar perfectamente los movimientos del tráfico y evitar la congestión.